martes, 22 de mayo de 2012

Una imagen que trae olores


Fotografía : Juan Cárdenas

Dicen que los olores evocan recuerdos, imágenes del pasado. A mi me ocurrió lo contrario, una imagen me recordó el olor de las antiguas barberías, ¿alguien recuerda aquel olor?, un escaparate en la Plaça del Pi, la cámara pegada al cristal y la mente divaga con los recuerdos. La barbería de Antonio estaba situada cinco porterías más allá de mi casa, Antonio afilaba su navaja con un cuero y usaba talco en el cepillo para evitar los picores en el cuello. Cuando con nueve o diez años lo conocí, no tenía ni idea de lo que era la miopía, las gafas de Antonio eran dos culos de botella de cava, lo veía batallar con los remolinos de mis hermanos, que agradable cortase el pelo en verano, cuando estrenar un corte al fresco de la tarde era lo que rompía la monotonía de los largos veranos de la infancia. Clica clica clica, el sonido de la máquina cortapelo manual nos adormecía esperando el turno. Mi primer Interviú, ojeado deprisa y con disimulo fue en aquella barbería, las otras revistas, Lecturas y demás y los diarios deportivos añadían su olor al del masaje y el jabón de afeitar. Por contingencias de la vida, que no podíamos haber predicho ni aunque fuéramos hermanos de Casandra, ahora mi trabajo tiene mucho que ver con esto que os cuento.


martes, 8 de mayo de 2012

¿Qué hubiese pasado si…?

 

Me ha gustado siempre leer novelas de ciencia ficción, de Asimov sobre todo, las novelas de cf son del tipo: ¿qué pasaría si? o ¿qué hubiese pasado si? y se crea un universo nuevo para desarrollar historias y personajes. De las del primer tipo son, verbigracia,  las de viajes interplanetarios, donde la pregunta era del tipo: ¿que pasaría si construyéramos naves más veloces que la luz? o pudiéramos viajar por agujeros de gusano. De las del segundo tipo ¿qué hubiese pasado si? una de mis favoritas es “Un hombre en el castillo” de Philip K. Dick, donde la pregunta era: ¿qué hubiese pasado si los países del eje ganan la Segunda Guerra Mundial?

Una novela interesante, pero lo que me llevó aquí fue que estaba recordando el año que entramos en el €. Todos tendremos recuerdos de haber pagado algo a cien pesetas para unos meses después y con la entrada de la nueva moneda pagar un €. El recuerdo más claro que tengo es ir paseando con mi hija por la calle y montarla alguna vez en esas máquinas tragamonedas que hay para los niños en algunas tiendas y centros comerciales:

caballitos_tragamonedas

Si, de este tipo, además, mi hija, una enamorada de los caballos, siempre quería montar en ¿lo adivináis? una de un caballo que creo que la pagué yo entera, costase lo que costase al dueño. Corrieron los comerciantes de todo tipo, no solo los dueños de estas máquinas, a reajustar los precios, eso si al alza, pero un alza que nos dejaba como tontos, lo que costaba cien pesetas de repente paso a costar 166 pesetas. La pregunta que me estoy haciendo para imaginar el “otro mundo es posible” es:  ¿qué hubiese pasado si en lugar de redondear al alza y ganar 66 pesetas más, los comerciantes y empresas hubiesen redondeado a la baja y nos hubieran cobrado 50 céntimos de €, o sea 83 pesetas, dejando de ganar diecisiete pesetas?

¿Cómo hubiese sido este mundo?